El modelo geológico fue evaluado con éxito en la ciudad de Manizales. / Andrés Almeida/Unimedios
Figura 1. Superficie a partir de 70.000 eventos sísmicos reportados por la Red Sismológica Nacional de Colombia. Caldas Tear se presenta como una estructura que atraviesa el territorio colombiano en dirección occidente-oriente.
Figura 2. Nuevo mapa de amenaza sísmica en Colombia con aportes de Caldas Tear.
Figura 3. Mapa de amenaza sísmica incluyendo la influencia de Caldas Tear.
Nueva falla geológica altera mapa de amenaza sísmica en Colombia
Por: Carlos A. Vargas, Carlos A. Vargas, Director Grupo de Geofísica, Facultad de Ciencias Universidad Nacional de Colombia - Fanny Lucía Pedraza Valencia, Unimedios
Caldas Tear se denomina la falla ignorada en los modelos geológicos, que hoy modifica la estimación de la amenaza sísmica en el centro del país. Se considera la continuación de un núcleo de expansión submarino en el Pacífico, cuya última actividad fue hace 9 millones de años.
Recientemente, el Grupo de Geofísica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad de Texas en Austin dieron a conocer un innovador modelo geológico que fue evaluado en Manizales, y sus resultados varían el nivel de amenaza sísmica que se conocía para algunas ciudades del país.
La nueva propuesta tectónica evidencia una división del territorio en dos segmentos que se han alejado aproximadamente 240 kilómetros durante los últimos 10 millones de años (figura 1), y la existencia de una gran fractura o falla de la litósfera denominada Caldas Tear.
La revaluación de la amenaza sísmica en Colombia, liderada por el profesor Ómar Darío Cardona de la UN en Manizales, indica que los parámetros manejados hasta hoycambian en algunos sitios, si se tiene en cuenta esta falla en el modelo tectónico utilizado para definir las exigencias de la Norma Sismo Resistente, NSR–10.
Tal fractura llega a profundidades de más de 150 km y atraviesa la Región Andina desde el Pacífico hasta el Piedemonte Llanero, es decir, de occidente a oriente.
Debido a su ubicación y comportamiento, podría haber causado los sismos de Tauramena en 1995 (de magnitud 6,5), de Armenia en 1999 (magnitud 6,2) y el terremoto de Honda–Mariquita en 1805.
Su disposición lineal entre Bahía Solano (Chocó) y Tauramena (Casanare) puede considerarse como la continuación de Sandra Ridge, un centro de expansión del piso marino ubicado en el océano Pacífico colombiano, que tuvo su última actividad hace 9 millones de años.
Implicaciones económicas y territoriales
La alineación de estas dos estructuras (Caldas Tear y Sandra Ridge) crea una división geológica que determina marcadas diferencias.
Por ejemplo, al sur de la falla Caldas Tear, el país tiene un vulcanismo activo caracterizado por volcanes como el Ruiz, Tolima, Machín, Huila, etc., mientras que al norte, en zonas como Paipa, Iza y San Diego (Boyacá), se ha extinguido.
Este fenómeno, la sismicidad y la reinterpretación del modelo de fallas geológicas, como consecuencia de la fractura tectónica, tendrían incidencia en el marco de la planificación territorial y cambios en las exigencias de sismorresistencia, particularmente a lo largo de la mencionada estructura.
Debido a que Caldas Tear ha redefinido la geometría de cuencas sedimentarias y hasta el patrón de depósitos minerales e hidrocarburíferos, el reconocimiento de su existencia puede también tener repercusiones económicas relevantes.
La fractura de la litósfera fue determinada a partir de la compilación de datos adquiridos a lo largo de muchos años por diversas instituciones de la Nación (Agencia Nacional de Hidrocarburos, Ingeominas y el Instituto Geográfico Agustín Codazzi).
Se tuvo en cuenta: sismicidad (variación espacial y temporal de los eventos), análisis geoquímicos (composición química de las rocas), anomalías gravimétricas (variaciones locales del campo gravitacional), anomalías magnéticas (contrastes del campo magnético remanente en las rocas), información térmica (distribución del gradiente geotérmico) y datos geológicos.
En efecto, la combinación de múltiples observaciones y variables, así como su modelado numérico, han servido para establecer su presencia y geometría. Solo hasta mediados del 2010 fue posible la identificación de la falla en forma definida.
Nivel de riesgo
Los estudios de amenaza en Colombia se han realizado con base en el modelamiento de fallas geológicas y nidos sísmicos, a los cuales se les asigna un nivel según la frecuencia, profundidad y magnitud que se pueden asociar a estas fuentes.
Una vez establecida esa categoría, se realizan modelos regionales y estudios de microzonificación de las ciudades, con el fin de determinar las exigencias de diseño y construcción sismorresistente. Por lo tanto, un cambio en dicha amenaza podría implicar modificaciones en los requisitos de las normas de seguridad.
Al respecto, el profesor Cardona señala que, “de acuerdo con los registros históricos y la sismicidad que se podría asociar a Caldas Tear, los resultados de la nueva evaluación indican que ciudades como Manizales y Tunja tendrían un mayor nivel de riesgo debido a su cercanía con esta fractura transversal a las tres cordilleras” (figuras 2 y 3).
Según lo anterior, para las nuevas microzonificaciones de estas ciudades debería tenerse en cuenta el nuevo modelo geológico propuesto.
El docente de la UN en Manizales, quien ha sido presidente de la Asociación Colombiana de Ingeniería Sísmica y director nacional de Prevención y Atención de Desastres, afirma: “Esto se traduciría en una mayor exigencia desde el punto de vista de la sismorresistencia y un mayor riesgo para las edificaciones existentes”.
Exploración de recursos no renovables
Esta estructura geológica también puede constituirse en una guía para la exploración de recursos naturales no renovables en zonas como Chocó, Risaralda, Caldas, Quindío, Tolima, Cundinamarca, Casanare y Meta.
En efecto, parece que las mineralizaciones de oro y cobre en distritos como Marmato y en prospectos como La Colosa podrían estar asociadas a fallas controladas por Caldas Tear.
A su vez, aunque no es completamente claro el mecanismo, la presencia de hidrocarburos en el Valle del Magdalena y los Llanos Orientales sugieren también su posible influencia.
Edición: UN PERIODICO