14 de abril de 2011 • 19:00 • actualizado el 15 de abril de 2011 a las 19:00
Los Nukak Maku, tribu nómada cuyo descubrimiento hace 23 años fue celebrado por los antropólogos, agonizan lentamente en el sur de Colombia, expulsados de sus territorios por la guerrilla y con dificultades para sobrevivir en un mundo que ni es suyo ni los acoge.
"Llegó la plata", se oye al interior de una pequeña habitación construida con palma, en la que se apiñan alrededor de 10 adultos y una veintena de niños.
Nadie sale a recibir al visitante, hasta que el guía se adelanta con pan y panela (dulce de caña rico en calorías) y los saluda en su idioma.
Toman los panes y comen ávidos. De pronto una mujer que teje, lanza una serie de palabras en su idioma de las que se escuchan dos mundialmente conocidas: "Coca Cola".
Las dos expresiones, "llegó la plata" y "Coca Cola", reflejan el grado de pérdida de sus valores culturales al que han llegado, obligados por las circunstancias o atraídos por la sociedad de consumo, explica el médico voluntario Albeiro Riaño, que lleva más de diez anos luchando por mejorar sus condiciones de vida.
Mientras, Wembe, el jefe de este pequeño clan de treinta Nukak se queja de la falta de alimentos en su tierra: "Caza y pesca, mucha falta", dice.
Los Nukak de este lugar llamado Agua Bonita, próximo a San José del Guaviare (450 km al sureste de Bogotá), ya no tienen siquiera las cerbatanas con las que cazaban micos. Además, cuenta el jefe, hay mucha enfermedad. "Paludismo, gripa, pulmones (neumonías), diarrea y amebas", explica en su idioma.
De las entrañas de la jungla, los Nukak tuvieron que salir para instalarse entre pobladores del departamento (provincia) de Guaviare, y "sólo quedan unos 600, distribuidos en siete zonas. El 99% están fuera de sus tierras: lo peor que les puede pasar", aseguró Riaño a la AFP.
Colonos y habitantes de las poblaciones donde se han asentado, quienes no los ven ni como seres humanos, los rechazan, dice el médico.
Muchas mujeres han comenzado a incursionar en la prostitución y los hombres "se han convertido en los esclavos modernos de los inmensos cultivos de coca (materia prima de la cocaína) existentes en la zona, donde son atraídos, como durante la conquista, por brillantes espejitos", agrega el galeno.
El descubrimiento de los Nukak en 1988 significó un boom en la comunidad científica.
"Su aparición permitió que el mundo reviviera el 'mito del buen salvaje'," comenta por su parte un funcionario de una ONG que pidió reserva de su nombre.
"Pero como seres humanos vulnerables en un proceso de choque cultural no obtienen reconocimiento", agrega.
Antropólogos, sociólogos, organizaciones sociales, así como el propio Wembe coinciden en que la solución para ellos es el regreso a su territorio (900.000 hectáreas en el centro del Guaviare).
Pero, aunque en ese territorio sobrevive un pequeño grupo de Nukak y otros 120 acaban de adentrarse a la selva, su regreso es difícil debido a las minas antipersona sembradas por la guerrilla de las Farc, al reclutamiento forzado por grupos armados y, en últimas, a la intensidad del conflicto entre guerrilla, narcoparamilitares y ejército que tiene allí su principal campo de batalla.
El representante en la región de Acnur, Giovanni Lepri, asegura que es urgente una decidida acción estatal para permitir la sobrevivencia de los que se ubican desde hace siete años en cercanías a San José.
"No tienen recursos suficientes y como si fuera poco, unos 950.000 dólares que les corresponden por derechos de regalías del petróleo a los Nukak, están guardados en un fideicomiso porque la ley exige que para que les sean entregados, deben estar organizados y tener una cabeza visible, y ello en los Nukak no es posible por ahora", explica.
Mientras tanto, los pocos viejos que quedan, no más de cinco, se mueren de tristeza y sin preocuparse por transmitir sus conocimientos culturales a los jóvenes. Porque ellos tampoco quieren saber de eso.
que verga
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