Las personas que habitamos la Tierra, conscientes de nuestro poder como ciudadanas y ciudadanos del mundo, y cansadas del hambre mundial, de que todavía se mueran niños y niñas por desnutrición, de que más de la mitad de la población viva en pobreza mientras la otra vive en despilfarro y consumismo, de que la guerra sea motivo de lucro, de que el calentamiento global sea causado por el sistema económico, de que el agua la pinten de tartracina y aspartame mientras escasea en territorios originarios, hemos decidido dar vida a la presente :
Declaración de los Derechos de La Naturaleza
En uso de nuestro poder originario, constituyente y soberano, proclamamos los Derechos de la Naturaleza, que regirán en todas las constituciones de los Estados, para que los gobernantes, legisladores, y demás personas que ocupan funciones públicas en cualquier lugar del mundo, se pongan a la orden de nuestro mandato, nosotros pueblo soberano, por quienes se constituyó la competencia por la cual ejercen sus cargos.
Nuestros ríos ya no serán más, depósitos de basura ni de los cuerpos de las muertes cobardes de nuestros hermanos a causa de la ignorancia y la indiferencia, que hoy desterramos de nuestra conciencia. Serán ahora, cauce de vida y creación, las venas de nuestra madre naturaleza, manar de memoria y fertilidad para las generaciones venideras. Que nuestras aguas salgan de las botellas de plástico y fluyan libres por su natural cauce, ABYA AYALA Reverbera.
Reconocemos y honramos nuestros ancestros, todos aquellos y aquellas que nos antecedieron, nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros abuelos y abuelas. Honramos la vida que mantiene el equilibrio natural y abogamos por una cultura que entienda la naturaleza como un ser y no como un recurso a la disposición del ego. Una forma cultural de vida que ame la protección del bosque, del agua, del otro y de la otra por encima de la plusvalía y la ambición. Lo que nuestros hermanos y hermanas en la constitución ecuatoriana nombraron Sumakkawsay o buen vivir.
Para entendernos como familia humanidad y restablecer la armonía, requerimos refundar el pacto social, desde el más alto principio de celebración y conservación de la vida. Para merecernos llamar humanos requerimos que los estados manifiesten el fin para el que fueron creados, garantizar y facilitar la vida, hoy amenazada por la voracidad de los mercados y la enfermedad del modo denominado capitalismo. Convocamos un orden justo, donde la solidaridad, la conciencia, la vida, la libertad, la humanidad, el equilibrio con el ambiente, y las relaciones horizontales, sean los principios fundantes.
La Naturaleza encarna el principio del Amor que es reconocido en todas las religiones y creencias del mundo como motor de la existencia. Este acuerdo multiversal consciente y el accionar de los Derechos de la Tierra, equivale a nuestro más alto bienestar y a la condición sine qua non para que se garanticen los Derechos Humanos proclamados por las naciones.
Reconocemos, agradecemos y nos unimos a todas las Declaraciones de los Derechos de la Naturaleza y la Madre Tierra que han abierto el camino para vivir hoy, este momento de transición y evolución de nuestro proceso humano y Declaramos:
1. La Tierra y todo lo que la conforma: Ríos, mares, arroyos, árboles, montañas y animales, es un ser vivo con derechos inalienables. Agua, viento, sol, somos parte de la Tierra, una comunidad indivisible de seres interdependientes e interrelacionados con un destino común.
2. El Territorio es el espacio por donde transita la memoria de los pueblos. La Tierra es el territorio de los humanos, y ninguna persona o entidad, bajo ningún estado o estructura la dañará. Todo aquel o aquella que la preserve, merecerá llamarse hijo de la tierra, y habitará en la gracia de honrar su propio origen.
3. La naturaleza tiene derechos inalienables, somos parte de ella y ella de nosotros, nos es esencial para existir. La naturaleza es la antítesis misma de toda propiedad, priman sus derechos inalienables y los de los pueblos que la preservan, antes que cualquier interés de utilidad o falaz desarrollo.
4. Los Derechos de los pueblos indígenas, campesinos, afro descendientes, y comunidades étnicas que habitan los territorios, tendrán especial preponderancia debido al actual estado de cosas inhumanas y a su labor fundamental en la preservación y restauración de nuestro planeta. El patrimonio cultural inmaterial y la biodiversidad autóctona, primarán sobre cualquier proyecto de hidroeléctrica o desarrollo insostenible. Las leyes sancionarán fuertemente a las empresas multinacionales y a los funcionarios que han sido responsables del desplazamiento y afectación de estos pueblos.
5. Los pueblos del mundo estamos por encima de cualquier estructura supranacional, especialmente cuando en nombre de la paz, permiten impunes, el tráfico de armas, el genocidio de pueblos, y la usurpación de tierras. Las semillas son bienes públicos, los intentos para controlarlas y privatizarlas serán infructuosos.
6. La agua, esencia de los pueblos, es libre de transitar por su cauce sin presa alguna que la contenga y no podrá ser objeto de lucro.
7. Las empresas que dedican su actividad económica a un fin que depreda, contamina, o genera basura en menor o alto grado, tendrán un lapso de tiempo corto para encauzar su actividad o desaparecer definitivamente por vulnerar los derechos de la tierra y de todos los que la habitamos.
8. La naturaleza no está sujeta a la ley, nosotros estamos sujetos a ella en tanto nos es esencial para vivir y existir como especie, las leyes facilitarán y trazarán el camino para preservarla y entenderla.
9. Nosotros - los seres humanos- tenemos la autoridad legal y la responsabilidad de hacer cumplir estos derechos en representación de la Tierra y generar un bienestar humano en consonancia con ella. Todos los seres tienen el derecho al bienestar y a vivir libres de tortura o trato cruel por los seres humanos.
10. La naturaleza, en todas sus formas vivas, tiene el derecho a existir, persistir, mantener y regenerar sus ciclos vitales
11. Aplicamos y promovemos la plenitud de los Derechos de la Naturaleza y constituimos las tres leyes de ecología pública global que se enuncian al final de esta declaración. Generar y apoyar prácticas de respeto a la Madre Naturaleza y todos los seres que la componen, acorde a las diversas culturas, tradiciones y costumbres; es tarea de todos los habitantes de la Tierra.
12. Como ciudadanos conscientes del mundo, respetamos todas las formas de vida, por tal es nuestro compromiso y deber sagrado, hablar en nombre de aquellos que no hablan nuestro mismo idioma, para que su vida sea valorada, pues los animales, plantas, piedras y demás formas de vida no son objeto de consumo, son seres que forman parte del mismo planeta y merecen vivir en armonía con el universo y en forma digna.
13. Los ciudadanos y ciudadanas de la nueva humanidad asumimos la experiencia de consumir productos locales, orgánicos y de economías justas, entendiendo que no luchamos contra el sistema, sino que simplemente no estamos dispuestos a seguir siendo parte de él, el apoyo entre los hermanos y hermanas de la Nueva humanidad, la solidaridad y el amor permitirán que nuestros cuerpos sean desintoxicados de la miseria y basura que nos venden en paquetes contaminantes, DEJAREMOS DE CONSUMIR PRODUCTOS QUE ATENTAN CONTRA NUESTRA FORMA DE VIDA NATURAL.
14. Todo aquel o aquella que se precié de llamarse humano, que gocé de respirar, y abrir los ojos al nuevo día, encamine sus esfuerzos, energías y recursos a restaurar la ley de origen, para si mismo y toda la familia humanidad.
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