miércoles, 16 de junio de 2010

Transversal de las Américas: No destapar el Darién en Colombia

En el polémico trazado se encuentra la cuenca del río Cacarica, en el bajo Atrato, al noroccidente de Colombia, en el departamento del Chocó limítrofe con Panamá. Justo en este punto confluye la biodiversidad de Norteamérica, Centroamérica y Suramérica. En términos ecológicos forma parte de la ecoregión de Bosques Húmedos Chocó-Darién, una de las más ricas en especies de zonas de tierras bajas en el mundo. La excepcional abundancia y endemismo incluye plantas, aves, anfibios y mariposas.
Precisamente en el denominado Tapón del Darién está planificada la construcción del trayecto Palo de Letras- Cacarica- Lomas Aisladas (62 kms.), y el puente Cacarica, sobre el río Atrato. Estas obras atravesarán el Parque Nacional Los Katios, declarado en 1994 Patrimonio Natural Mundial por la UNESCO.
Las leyes y normativas nacionales e internacionales son desconocidas por los impulsores del proyecto de la Transversal de las Américas: los habitantes de la zona del río Cacarica, numerosas comunidades indígenas, afrocolombianos y mestizos, que dependen fuertemente de los ecosistemas y legítimos habitantes del territorio, ni siquiera han sido oficialmente informados ni consultados.
Comunidades locales como las de Autodeterminación Vida y Dignidad- CAVIDA, se oponen a este tramo de la carretera y manifiestan su “preocupación por el desarrollo del megaproyecto Transversal de las Américas, el cual amenaza nuestra supervivencia en nuestro territorio tradicional y pone en riesgo la persistencia de la alta diversidad biológica que lo habita. Tenemos derecho a trabajar en lo que es nuestro, a vivir en lo que nos pertenece”.
Al otro lado de la frontera, la opinión pública y sucesivos gobiernos panameños se han opuesto a la obra, por temor a que el conflicto colombiano traspase sus fronteras ingresando a Panamá, así como por la intención de proteger los recursos ambientales.
En menos de cuatro años se estará construyendo la Transversal de las Américas (desde Paraguachón, en la frontera con Venezuela, hasta Palo de Letras, en la frontera con Panamá), que tendrá un impacto sin precedentes sobre los habitantes de la zona y el medio ambiente. El proyecto se enmarca en la Iniciativa de Integración de la Infraestructura de Sudamérica IIRSA y el Plan Mesoamérica (anteriormente denominado Plan Puebla Panamá). En este sentido, ministerios de planificación e infraestructura de la región, altos funcionarios de los bancos multilaterales, empresarios financieros, firmas de ingeniería, proveedores de maquinaria, equipos y servicios, ya están planificando cómo repartirse el jugoso pastel.
El presidente colombiano asegura que “desde el punto de vista ambiental me preocupa muchísimo no tener manera de que toda la gente sensibilizada del cuidado ambiental acceda a esos tesoros”. Pero los documentos que habilitan el proyecto no preveen el “cuidado ambiental”. En su lugar, hablan de “los tratados comerciales y la globalización demandan infraestructuras de transporte (carreteras) con óptimas especificaciones técnicas, que provean corredores seguros y confiables que reduzcan los costos de operación y por ende el precio final de los productos, estimulan la inversión y aumentan la competitividad del país”.
La construcción de una carretera y un acceso más directo a los tesoros naturales será sin duda alguna sinónimo de destrucción, ya que se facilita la explotación indiscriminada de los recursos naturales. Y es por eso, por lo que se denuncia desde el lugar que la ambiciosa mirada de sectores empresariales que se han benefician del paramilitarismo están puestas en la Transversal de las Américas. Desde CAVIDA denuncian que “en el bajo Atrato chocoano somos vistos por los desplazadores como un obstáculo para realizar ‘sus’ proyectos que solo benefician a los que están detrás de la implementación de megaproyectos económicos y proyectos industriales como el de la palma aceitera,el banano y la explotación irracional de los recursos maderables”.

Si usted desea expresar su apoyo a la preocupación de la Fundación Bosque Tropica, escriba al presidente colombiano y al ministro de transporte en estas dirección:

uribe@presidencia.gov.co, mintrans@mintransporte.gov.co, quejasyreclamos@mintransporte.gov.co, ppdh@presidencia.gov.co, comunicacionesvp@presidencia.gov.co

Presidente Sr. Álvaro Uribe Vélez
Palacio de Nariño
Carrera 8 No.7-26
Santafe de Bogota COLOMBIA
Teléfono: (00 57 1) 566 2071   (00 57 1) 566 2071
Fax: (00 57 1) 286 74 34

Ministro de Transporte Sr. Andrés Uriel Gallego Henao
Ministerio de Transporte
Avenida el Dorado C.A.N. -
Bogotá, D.C, Colombia
Teléfono: (00 571) 3240800   (00 571) 3240800

CC:
Francisco Santos Calderón
Vicepresidente de la República
Carrera 8a, No. 7-57
Bogotá, D.C., Colombia
Teléfono: (00 57 1) 444 21 20   (00 57 1) 444 21 20
Fax: (00 57 1) 444 21 58


Presidente Sr. Álvaro Uribe Vélez
Ministro de Transporte Sr. Andrés Uriel Gallego Henao
En apoyo a la preocupación de las Comunidades de Autodeterminación Vida y Dignidad me dirijo a usted con las siguientes inquietudes:
El Megaproyecto Trasversal de las Américas no corresponde a las necesidades y formas de relacionarse con la naturaleza de las comunidades locales, por ejemplo en la cuenca del río Cacarica, en el bajo Atrato. Por el contrario, ignora los patrones tradicionales de movilidad, que se arraigan en una cultura fluvial que armoniza con las condiciones biofísicas del entorno y con el contexto socio-cultural de la región. En nombre de este tipo de desarrollo, ya se ha ejercido aquí y se ejerce en otros lugares de Colombia, gran violencia contra las comunidades. Lo que está en riesgo aquí es vida: la vida humana y natural.
La normatividad internacional, específicamente el convenio 169 de la OIT ratificado por Colombia mediante la Ley 21 de 1991 y la normatividad nacional, especialmente la Ley 70 de 1993, confiere a las comunidades el derecho a ser consultados previamente, cuando se vayan a realizar proyectos, obras o actividades dentro de sus territorios, o cuando se adelanten medidas legislativas y administrativas, susceptibles de afectarlos. En este caso, este derecho no ha sido ejercido por las comunidades. Más bien, de forma inconsulta, se trata de imponer un modelo de “desarrollo”, así como la inserción forzada en el comercio internacional y la globalización, todo lo cual atenúa el empoderamiento económico y sociocultural de las comunidades.
La construcción de esta carretera crea fuertes presiones sobre los territorios comunitarios, debido a la valorización y especulación que se genera sobre los mismos. Es de resaltar que muchos empresarios y personas naturales foráneas, ya están tratando que adquirir tierras en este lugar con el fin de aumentar sus riqueza vía posesión de la tierra y de sus recursos.
La construcción, funcionamiento y mantenimiento de la Transversal de las Américas tendrá significativas consecuencias en los ecosistemas y especies del Tapón del Darién, ubicados en la zona de influencia de este proyecto, como los pantanos que sirven de refugio a un importante número de aves migratorias y de peces, los cuales deberán ser alterados para darle firmeza a la carretera. De igual forma el cambio del régimen hídrico de estos humedales puede generar condiciones inadecuadas para la persistencia de las especies que los habitan de forma permanente y temporal. Cabe destacar que esta carretera atravesará una de las selvas húmedas tropicales más importantes, donde habita un significativo número de especies amenazadas y endémicas, además de los múltiples bienes y servicios ambientales que ofrece como la captura de CO2, la regulación hídrica y la provisión de productos silvícolas para la subsistencia de las poblaciones locales.
La condición de poca penetrabilidad que exhibe el Tapón del Darién quizás sea una de las principales causas de su estado de conservación relativamente estable. La apertura de esta carretera inducirá a la devastación de este ecosistema de selva húmeda tropical y al saqueo de sus recursos biológicos y minerales. Tal como ha sucedido en otras experiencias del sector vial.
La alta biodiversidad y complejidad ecosistémica que presenta el Tapón del Darién hoy, es el resultado de largos y complejos procesos evolutivos, migratorios y adaptativos. Sin embargo, su devastación pude ser cuestión de unos pocos años, tal como se prevé que puede suceder con la construcción de la Trasversal de las Américas. Bajo este panorama es muy posible que las venideras generaciones no alcancen a conocer muchas de las especies y de los lugares que son parte del disfrute cotidiano hoy día para las poblaciones locales.
Por todos los argumentos expuestos, solicito a usted:
- el cese inmediato de las actividades de licitación de la Transversal de las Américas, porque el riesgo que está significando para la vida e integridad de las comunidades negras, mestizas e indígenas que habitan en el territorio, y por el desconocimiento que se hace de las comunidades, ignorando el artículo 169 de la OIT presente los Estudios de Impacto Ambiental sobre la selva del Darién, y entregue a todas las comunidades afectadas los planes de obras de infraestructura y agronegocios que pretende desarrollar el gobierno con desconocimiento y desinformación hasta la fecha de las comunidades que allí habitan
Y planteo las siguientes preguntas:
¿Qué garantías existen de que, abierto el Tapón del Darién, quienes se beneficien de las hectáreas de tierra que habitan comunidades indígenas y afrodescendientes no sean la ganadería extensiva y el cultivo de palma africana?
¿Quién garantiza que los indígenas y afrodescendientes que habitan el Tapón del Darién y sus inmediaciones no terminarán engrosando las filas del desplazamiento? Y si bien la carretera tiene la bendición del Gobierno, ¿la tiene también de las minorías étnicas a las que por Ley es preciso consultar?
Esperando respuestas concretas y detalladas a estas solicitudes y preguntas, me despido atentamente,

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